Carta a la Melancolía
Dícese: Estado anímico permanente, vago y sosegado, de tristeza y desinterés, que surge por causas físicas o morales, por lo general de leve importancia.
Digo yo: Recuerdo lejano, a medias tintas entre la veracidad y lo inventado, que se aferra a tu corazón. En ocasiones te hace sonreír… en ocasiones, deseas morir.
Pues así es como al menos yo lo siento. La melancolía es una mentira piadosa del pasado, de tiempos mejores que no somos capaces de describir, pero que tienen la fuerza de enturbiar el mejor día y de hacernos respirar en las peores ocasiones. Nunca es cierto su susurro y puedes quedar hipnotizado si escuchas sus palabras, deberás ser muy fuerte para ignorar sus mentiras, muy sabio para dilucidarlas. Es el aliento que regresa por un segundo al oprimido que recuerda la libertad; es el latido en el corazón roto por siempre y que nunca volverá a amar igual; es la lágrima en los ojos que aún buscan al que se fue, donde nunca más será visto. Es la sonrisa que aparece por sorpresa al vernos a nosotros mismos a través de las acciones de otros…
La melancolía es artera y mentirosa, de nosotros depende, si nos ayuda a vivir o a morir lentamente.