Parece mentira, pero sí, hace algo más de tres años que me subí a un escenario, rodeado de un nutrido grupo de oyentes, formado por amigos, compañeros y familiares, para presentar mi primera novela. Algo que ante los nervios del momento, aún recuerdo con mucho cariño.
Tres años dan para mucho y desde entonces, he dado muchos palos y tocado muchos timbres en el mundo de la literatura. Reseñas, colaboraciones, visitar librerías, buscar reseñas, enviar novelas, informes de ventas, publicidad… Siempre pensé que lo difícil era acabar el libro y dar el visto bueno, pero no me había ni imaginado lo que venía tras la publicación. Creo que es un buen momento para darle una vuelta a lo aprendido, a las caídas y los éxitos.
Navegando solos
Me gusta imaginarme que los escritores pequeños vamos en un diminuto bote en un inmenso mar. En este mar podemos encontrar a otros como nosotros, autores que ya tienen vela en su bote, los que van en moto de agua, los que conducen yates, los pocos que tienen su propio transatlántico y entre toda esa gente, pequeñas islas que ofrecen todo tipo de oportunidades. Por supuesto, estas oportunidades son más asumibles para unos que para otros, algunas son peligrosas y pueden llevarte a desesperar e incluso las hay en las que no puedes amarrar, porque el dueño necesita de cierto número de grumetes (ejem).
Hoy en día se nos ha vendido la idea de que las redes sociales son indispensables para la venta de tus productos y, es cierto, si no estás en ellas… difícilmente llegarás a tu público y por lo tanto, lógicamente no venderás. Pero creo que nadie nos enseña cómo llegar a ese público. Por supuesto, te vas a encontrar con cientos de gurús, coach, manuales, videos y cursos para ello, pero por favor, tras pasar por caja. Las recetas mágicas, las estrategias infalibles, los trucos, los programas externos y la compra de bots, se nos lanzan a la cara día tras día… mientras tú, perdido en ese océano, solo quieres vender tu libro.
Tras tres años ya tengo claras algunas ideas y sigo dando palos de ciego en muchos asuntos. Se ha convertido en un asunto de prueba y error. Un intento diario (siempre que mi salud mental y determinación me lo permite) que, en ocasiones da frutos y en otras no. Creo que como todos, en un inicio traté de abarcar todas las redes sociales, a más escaparates, más posibilidades de ser visto. ¿Sabes qué conseguí con eso? Encadenarme al ordenador, crear contenido vacio, desesperanzarme por el número de visitas o likes y con el tiempo, tener un montón de escaparates vacíos, criando polvo. Hoy por hoy, soy mucho más selectivo, decantándome solo por aquellas de las que disfruto, de las que me aportan algo a mí mismo y para colmo, apenas publicito lo que hago. Si, hablar de mis proyectos es parte de mi contenido, pero no de quién soy. Si basamos todo nuestro tiempo en “¡Léeme, léeme, léeme a mí!” Muy seguramente conseguirás el efecto contrario. Por el contrario, si llegas a inspirar a alguien, si compartes consejos, si te das a conocer y haces alguna amistad, es más posible que adquieran tus productos y servicios por esa relación afable.
He encontrado en Threads una red en la que me siento muy cómodo. Paso algo de tiempo al día hablando con otros escritores, celebrando sus éxitos, apoyando su contenido y sobretodo y por encima de todo, conociendo personas que son afines a mí y por ende, a mi producto o filosofía.
Resumiendo y como dice el dicho: el que mucho abarca, poco aprieta. Más vale estar presente en pocas redes y hacerlo por el propio disfrute de hacerlo, compartir y conocer, que por tener un montón de escaparates abandonados.
El mundo de la escritura
En ocasiones (y regresando a ese botecito en el mar infinito) nuestro barco se para al lado de otro. Llega ese maravilloso momento de conocer a otro autor como tú. Casi siempre he amarrado mis sogas en botes similares al mío, con pequeñas excepciones en las que el universo me ha llevado hasta personas con botes de cierto tamaño. Es un momento increíble, el poder hablar con alguien de tú a tú sobre todos esos temas que te abruman como escritor, sobre las ventas, los métodos y las dudas. Por supuesto, en ocasiones puedes amarrar junto a un barco pirata, pero reconocer a personas tóxicas es un trabajo que se ha de aplicar en todos los aspectos de la vida, por lo que no me detendré en ello.
Las colaboraciones, al menos en mi experiencia, siempre han marcado momentos positivos en mi carrera. Han nutrido mi escritor interior con experiencias ajenas que han reafirmado las mías o me han ayudado a evitar ciertas trampas que otros ya pisaron por mí. Llegar a las obras de escritores poco conocidos se me antoja como una aventura, investigándoles, conociendo su metodología y por supuesto, sus letras.
Considero, firmemente, que cualquier escritor pequeño ha de pasar por el periplo de hacer colaboraciones con otros. Es un paso que te define dentro del mundo de la escritura, que te plantea problemas que te reafirman como autor, que amplia tus miras y de paso, te da a conocer. Actualmente, aunque en menor grado, sigo colaborando con escritores e incluso llevo a cabo ciertas funciones como consultor. Me he aplicado la cómoda meta de adquirir, leer y reseñar un libro por mes, siempre tratando en primera persona con el autor (y si lo puedo obtener firmado, mejor que mejor).
A puerta fría, con una novela en la mano
Cuando empecé mi viaje como escritor auto-publicado, elaboré un exhaustivo plan de marketing (con mi experiencia nula). Constaba de varios mapas impresos con las librerías de mi ciudad marcadas, sus horarios, nombre del dueño, etc. El plan era sencillo, ir a una o dos al día y ofrecer mi libro para su venta, colaborando y compartiendo beneficios. Yo obtenía un lugar en el que se viera mi novela y ellos ventas. Suena perfecto eh… tres días lo hice. TRES.
El motivo del fracaso de mi súper plan (vamos, creo yo, porque sigo con el mismo nivel de titulación en marketing) fue sencillo: recibí muchas negativas y mi yo escritor, no era maduro, no estaba preparado. Ir a una librería y que te den largas. Ir a otra y que te digan que solo trabajan con editoriales. Ir a otra y que directamente te digan que no. Es desolador y pronto, necesitas no exponerte a ese maltrato. Tú escritor interno no está listo para tantos golpes.
Sobre este punto, por desgracia no puedo dar grandes consejos. Si que puedo sonreír, pues actualmente, a base de hablar con unas personas u otras, darme a conocer poco a poco, colaboraciones, proyectos y demás, he logrado que mi libro esté actualmente en seis tiendas de Valencia. Teniendo en cuenta cómo empezó la cosa… creo que es un gran logro. Tal vez, la cuestión sea “no desistir”. Comprender que esta carrera es de fondo y no un sprint, puede ser la lección más importante.
Mi experiencia con la editorial
Mucha gente me pregunta cómo fue la experiencia de editar el libro bajo el régimen de auto-edición o coedición, en definitiva, pagando (y no poco).
Un punto tenso y que abordo con emociones encontradas. Yo firme la publicación de mi libro con Circulo Rojo, una editorial que se basa en el modelo de la coedición para sacar adelante cientos de libros cada mes. Tienen diferentes “packs” incluyendo número de ejemplares, apariciones en revistas, presencia en ferias del libro, página web, opiniones de “booktubers”, creación de la ilustración, maquetación, ebook y un etc tan extenso, que podría estar todo el día con este punto. Una vez firmas y pagas el coste de lo adquirido o al menos gran parte de éste, empieza el periplo. Poco a poco llegan emails de cómo va la impresión, nuevos “packs” que te podrían venir bien como autor: marca páginas, banderines, un lugar donde hacer la presentación, mención en sus redes, etc. De nuevo, cada pack con un precioso lacito y su coste. Tras esto, llegan los libros a casa, contraseñas de tus webs y… silencio. Llega el momento de moverte y de moverte solo. Si tienen que hacerte una entrevista, más te vale que envíes el email para solicitarla (tras cuatro o cinco, puede que la tengas). ¿Los banderines? Ya si eso en un mes. ¿El anuncio en redes? Lo siento, aunque lo hablamos por email, en el contrato no marcaste la casilla 2B en la pagina 32. ¿La firma de libros? Ya si eso lo vamos viendo…
No quiero hablar mal, puesto que les estoy muy agradecido, pusieron en papel mi primer trabajo y siempre será especial para mí, pero tenemos que tener muy presente algo que sucede con estas editoriales: cuando tú recibes tus libros, ya has pagado sus servicios. No hay un solo incentivo para que éstas trabajen a tu favor. Contratas, pagas y actúan, punto. Cualquier venta que les entre, es un plus, una propina para ellos y les da igual si es grande o pequeña. Has adquirido un servicio y al menos, en lo más básico han cumplido con el contrato, ahora es cosa tuya. Por supuesto, en cuanto se te acaben los ejemplares puedes pedir más, te mandarán ese espectacular catalogo con sus precios y ofertas, pero no esperes que tengan en consideración si has vendido uno o cien ejemplares, vas a pagar lo mismo que el que acaba de llegar.
Mira, si eres una persona reconocida, un escritor con cierta fama, un youtuber o incluso uno de esos profesores que vende su libro a sus alumnos, este modelo es perfecto para ti. Si eres un don nadie, como yo, la estas cagando. No esperes apoyo, no esperes ayuda, espera justo lo que pone en el contrato y prepárate para luchar por cada cosa que has contratado (y asume, que alguna se perderá si no eres muy pesado). Y ten muy presente, que deberás aprender todo lo que supone ser escritor y vender tu trabajo por tu cuenta. Las clases de redes, marketing, venta y el apoyo, no entraban en el contrato.
Actualmente no volvería a utilizar este método para sacar adelante un proyecto. Por el camino me he granjeado una preciosa cartera de colaboradores, personas dedicadas y entusiastas con los que comparto proyectos y que me apoyan en los míos (por supuesto, pagando por sus servicios y ellos por los míos). Modelos como los de Amazon y otras páginas de ventas de libros, son más abarcables para un escritor pequeño. Los costes son muy bajos a comparación (muchas veces nulos), los pasos pueden ser dados a tu ritmo, realmente tú decides el rumbo de tu libro y solo le pagas una parte a la web en cuestión.
Y aquí acaba este repaso rápido a mi carrera de fondo como escritor. Solo puedo decirte ya, las palabras que yo mismo me repito cada día:
Disfruta del camino, no de la meta. Es una carrera de fondo, no de rapidez. Tú no eres tu obra, tu obra eres tú; date a conocer y conocerán tus letras.
Gracias por leerme